Contrario a la escena de la famosa peli, los «pejelagartos» de la vida real no se meten solos al Gobierno, los dejamos entrar. A veces, ingenuamente, abrimos la puerta y por despistados se meten. En otros casos, irrumpen. Otros entran con gracia, otros ponen carita «cute» y les dejamos la puerta abierta. Algunos se mimetizan con el ambiente y los notamos solo cuando ya es tarde.
En la mayoría de casos, la responsabilidad de quién llega al Gobierno es enteramente nuestra, o por lo menos de quienes están en capacidad de emitir su voto. La pregunta es: ¡¿Cómo rayos no nos damos cuenta antes de abrir la puerta?! ¿Ingenuidad?… uhmm, en algunos casos. ¿Falta de lectura y conciencia cívica? ¡Uy, sí, recontra confirmado! Es que ni siquiera leemos los planes de gobierno, nos dejamos llevar por la carita, o por lo que dice y a veces por lo que aparenta decir. Difícilmente seguimos la línea de la coherencia y vamos, en cambio, con el corazón y el hígado a un extremo de emociones de acuerdo a lo que sentimos en ese preciso momento.
Los planes de gobierno no son algo para reclamar ni echarles un ojo. Existen por varias razones. La primera porque demuestran qué ideas y línea ideológica sigue quien candidatea. Segundo, porque muestra qué tanto planea para el futuro y cómo ejecutará eso. Tercero, muestra si se informó bien para proponer. Cuarto, muestra si toca los temas de coyuntura y de agenda política como una prioridad. Quinto, nos permite mirar a través de sus ojos, ver qué tanto nos respeta, qué tanto respeta a las minorías, a las mujeres, a los niños… en fin, qué piensa de los peruanos. Un país se dirige con conocimiento, no solo con buenas intenciones.
Si hiciéramos una prueba ahorita mismo, ¿podrías decir 5 cosas que propone la persona por la que vas a votar? Si lograste mencionar esas cinco, bien, por lo menos leíste. Pero, si no recordaste, definitivamente eso preocupa y estarías dejando entrar a un «pejelegarto», y luego no habrá Ctrl+Z que deshaga lo que ya está hecho y «amá» no podrá ayudarnos a remediarlo. Lo mismo aplica si aún no has decidido. Igual, tienes que saber por qué no elegirías a ninguno, claro, para no decir la vieja confiable de: “todos son iguales”.
Este es el momento de analizar todo, de observar, seguir las noticias, generar conceptos, desterrar otros, priorizar ciertas cosas elementales como las libertades porque justamente estamos en el bicentenario de nuestro país. Recordamos que después de que largo tiempo el peruano fuese oprimido, se pudo decir con verdadera alegría «¡Libertad!». Que este proceso electoral también sea propicio para honrar nuestra libertad.
#DecideBien
#LeeLosPlanes