Se fue Guido Bellido y se acaban nuestros problemas, decían algunos. Nos deshacemos de Vladimir Cerrón y Pedro Castillo va a poder gobernar, aseguraban otros. Pero han pasado casi 100 días y seguimos en lo mismo: caos, inestablidad, improvisación.
Mientras la primera ministra Mirtha Vásquez acudía al Congreso para exponer la política general del gobierno y pedir el voto de confianza de la representación nacional, y hablaba de la importancia de la inversión privada, el presidente Castillo saboteaba su mensaje al pedir una ley para estatizar Camisea.
Vásquez sostuvo en el hemiciclo que el gobierno “es consciente de la importancia de la inversión privada para impulsar el crecimiento económico y generar empleo”; hace no mucho, en la primera gira oficial por México y EEUU del presidente, el propio ministro de Economía, Pedro Francke, pedía a inversionistas extranjeros tener confianza en el Perú, y que vengan a invertir.
Pero Castillo echó por la borda todos esos esfuerzos por generar certidumbre y estabilidad en el país, y lo hizo en un solo día, en el que habló de nacionalizar Camisea bajo la excusa de “recuperar” el gas natural -que nunca ha dejado de ser de los peruanos- y de “grandes reformas constitucionales” que -según él- la gente pide a gritos, lo que es falso, porque lo que el peruano de pie reclama es reactivación económica, trabajo, salud, vacunas, retorno a clases, seguridad ciudadana, lucha contra la corrupción, etc. Solo un 10% cree que es importante un cambio de Constitución, según la última encuesta de Ipsos.
Así, mientras el presidente juega a sabotear a su propio gabinete, y se convierte en el mayor factor de inestabilidad económica, política y social del país, el dólar se acerca otra vez a los S/ 4.00 tras el pésimo mensaje sobre Camisea, lo que significa que los precios de los combustibles y alimentos van a seguir subiendo.

De mal en peor
Mientras Castillo juega a ser el pirómano más peligroso de Palacio, el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, advirtió que las expectativas empresariales no mejorarán tras anuncio del mandatario de querer nacionalizar Camisea.
La última encuesta del BCR reportó una mejora en las expectativas, aunque aún en el tramo negativo. “Las encuestas de agosto fueron muy negativas, mejoraron en setiembre y esperábamos que mejoren fuertemente en octubre, pero luego del anuncio (de Castillo) es posible que no sea con la intensidad que anticipamos”, dijo Velarde en una conferencia de AmCham.
¿En qué influyen las expectativas? En la inversión y en la mayor intención de contratación laboral por parte de las empresas. Y ya sabemos que sin generar confianza, no hay inversión privada; sin inversión privada, no hay crecimiento ni empleo; y sin crecimiento ni empleo, ya sabemos qué puede pasar. «Veremos dónde están las expectativas las próximas semanas», apunta Velarde, el funcionario público con mayor credibilidad en materia económica en el Perú.
Solo para recordar. En el 2022 la expectativa de crecimiento económico del BCR para Perú es de 3,4% y la expectativa para la inversión privada es de 0%.
¿Fue solo un exabrupto más?
Lo de Pedro Castillo ya no parece una simple torpeza y además coincide con marchas en Lima, Huancayo y Arquipa promovidas por partidarios del mandatario del Conare-Movadef por la disolución del Congreso, al que el jefe de Estado y sus aliados acusan de “golpista y obstruccionista”.
“A la vacancia yo le llamo la vagancia, porque eso solo piensan los vagos que año por año han tenido para vivir por el Estado”, dijo este lunes desde Jaén, Cajamarca, Castillo, que es un profesor de escuela que la mayor parte del tiempo ha estado fuera de las aulas, con licencia sindical, para dedicarse a organizar marchas y huelgas contra las reformas a favor de la educación, como la que lideró en el 2017.
Las marchas alentadas por esas organizaciones prosenderistas se disfrazaron de movilización en apoyo al voto de confianza para el gabinete Vásquez, pero en sus arengas exigían un golpe a lo Fujimori, o un escenario similar al que alentó Martín Vizcarra en 2019, lo que terminó con el cierre del Congreso elegido en 2016.
“No se entiende la posición del presidente porque justo cuando están pidiendo la confianza, él dice cosas como si no quisiera que les diéramos la confianza”, dijo el congresista de oposición Roberto Chiabra (APP).
“Hay una intención de cerrar el Congreso porque sus 37 votos no han tenido peso contra otras bancadas, entonces prefiere cerrarlo y llamar a una Asamblea Constituyente, que es lo que sucedió en Venezuela, Ecuador y Bolivia. Se ha dado cuenta de que su bancada no acierta una”.
Roberto Chiabra, legislador de APP.